domingo, 26 de septiembre de 2010

La importancia de la posición correcta del bebé


Cuando nace el bebé, muchas veces su cadera aún está “inmadura”. No es algo preocupante, si no muy natural. Por suerte hay muchas cosas que podemos hacer para estabilizar e incluso corregir la cadera, en casos leves de displasia (articulación de la cadera demasiado “plana”, la cabeza del fémur no encaja bien).El bebé sano tiene un bloqueo de estiramiento de pierna. En esta fase de desarrollo temprano su cuerpo es tan sabio como para instintivamente evitar lo que le puede causar daño: estirar las piernas y la columna.Debemos respetar su forma natural y no estirarlo más de la cuenta, como sucede cuando lo tumbamos boca abajo, o llevándolo en mochilas convencionales que no le permiten al bebé mantener las piernas dobladas.
Durante el embarazo el feto tiene las piernas dobladas en un ángulo de más de 90 º. ¡Esta posición es altamente beneficiosa para el desarrollo de la cadera!
El estiramiento de las piernas tiene que suceder paulatinamente, conforme con el desarrollo físico del bebé y completarse cuando el niño se pone de pie sólo. Si se fuerza este estiramiento antes, podemos provocar que la cabeza del fémur empuje hacía arriba hasta llegar, en casos más extremos, a la luxación de cadera o a molestias dolorosas (artrosis) en la edad adulta. Las articulaciones del bebé son todavía cartilaginosas, o sea se puede incidir positivamente o negativamente sobre ellos.
La posición idónea del bebé para estabilizar la cadera es la siguiente: La cadera y la rodilla doblada de más de 90º, y las piernas abiertas entre 90º y 140º y la espalda redondeada (posición fetal) bien apoyada. En un foulard porta-bebé el niño se encuentra en la posición descrita.

Los fulares portabebés son óptimos para el confort del bebé y su porteador, puesto que se adaptan perfectamente a ambos cuerpos; a diferencia de la mayoría de sistemas de porteo prefabricados, con bucles y piezas duras, que rápidamente se hacen inconfortables y jamás duran toda la primera infancia, lo que no es el caso del fular.
En la mayoría de dispositivos de porteo, el bebé raramente puede adoptar la posición ranita correcta que es tan importante para su espalda (con las piernas elevadas al menos 90º, con una separación lateral de 45º), la mayoría de los bebés están -en el mejor de los casos- sentados o -en el peor- colgados de sus genitales, su espalda no está bien sujeta -no puede curvarse-, se hunde y puede dañarse.
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No es raro ver a los bebés de cara al mundo, mientras su espalda no está sujeta en esta posición y que sufre constantes golpes a cada paso del porteador. A esta mala posición se añade la sobreestimulación permanente, a la que el bebé está expuesto sin posibilidad de refugio.
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El porteo en fular favorece y acompaña el buen desarrollo de la columna vertebral y previene eficazmente la displasia de cadera, en lugar de perturbar el crecimiento ideal de la columna y las cadera por posiciones y solicitaciones no adaptadas a su desarrollo fisiológico, como ocurre cuando el bebé está sentado o acostado con la espalda recta.



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