viernes, 22 de octubre de 2010

Portabebes, estimulación de los sentidos

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Hoy en día se habla mucho de “estimulación precoz”. Existen variedad de objetos o técnicas para estimular el desarrollo. CD’s con músicas para niños, tarjetas para trabajar vocabulario, juguetes coloridos para estimular la visión, instrumentos que emiten sonidos, móviles colgados encima de la cuna o el cochecito… todo con el objetivo de desarrollar la inteligencia de nuestros bebés y niños a todos niveles.

Por mi formación y experiencia como maestra de educación especial mi visión de la estimulación es mucho más amplia, más global y también más simple. Las cosas son más naturales, más cotidianas y más ricas que todos estos “objetos” aislados. Sólo hay que ofrecer la posibilidad de vivirlas.

Estoy convencida de que un niño de 6 años aprende más y mejores matemáticas comprando en el mercado o calculando cuanta madera necesita para construir una cabaña que resolviendo un problema matemático de compra-venta de su cuaderno. Es decir, todo aquello vivido que parte de una situación cotidiana permite un aprendizaje significativo, un aprendizaje real, que no se olvida.
Y por supuesto la realidad que rodea un bebé que está descubriendo el mundo será muy importante… desde dónde va a configurar su realidad? Cual será su cosmovisión? Su punto de vista? Tumbado en un cochecito su idea del mundo es la de un cielo, unas copas de árboles, unos tejados y no sé si por suerte o por desgracia la cara de un desconocido que se le acerca diciéndole palabras sin sentido. Entonces deseamos compensar esta falta de estímulos reales con cd’s, juegos multimedia, móviles… ¡qué complicado! Ahora imaginen un bebé llevado en fular por su mamá o papá. El comprende por donde está caminando, ve la calle, las casas, las tiendas, las personas… por donde está pasando el papá o mamá.
Pueden hacerse una idea con el video "Mirada de bebé"




Vamos a poner ejemplos de situaciones concretas:

En la tienda

Mamá va a comprar en la frutería. El bebé llevado “compra fruta” con su mamá, observa, huele, mira y con suerte incluso mamá le dice qué fruta es y tiene ocasión de tocarla. Además de intercambiar unas palabras con la persona de la tienda que dice algunas frases y números. El bebé ha visto todo el proceso: elegir la fruta, ponerla en una cesta, pagarla, etc.
Evidentemente el bebé que ha sido “aparcado” en un lado de la frutería mientras mamá compra ha recibido mucha menos información.

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En la calle
Vamos por la calle y pasamos por una calle en obras. El bebé oye un ruido fuerte que desconoce y le asusta. Puede que se despierte, puede que llore. Desde el cochecito, el bebé, sólo, no sabe lo que está pasando, quizás tenga miedo. En cambio el bebé se siente seguro cuando mamá además de darle confianza con el contacto físico le cuenta (mientras él mismo lo está observando) que en aquella calle hacen obras, que hacen mucho ruido, que están trabajando…

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Y así… en tantas otras situaciones de cada día. Mamá habla con una amiga y el bebé pasivamente participa en la conversación. Sí, escucha estructuras lingüísticas, nuevo vocabulario, estructuras gramaticales, turnos de palabras… acaso no es una riquísima estimulación para el aprendizaje del lenguaje?

Laura Roig

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