domingo, 27 de marzo de 2011

La lactancia ¿poder de la mujer?


La lactancia se escapa del sistema mercantilista, puesto que la leche materna es gratuita (excepto cuando se recoge en bancos de leche) y que, salvo alguna excepción, no requiere de ningún dispositivo para su producción ni su uso. Independiza por lo tanto a la mujer de este comercio.
También le ofrece una confianza extraordinaria en sus capacidades, un sentimiento de fuerza, de poder, de competencia, de plenitud. Sabe, en efecto, que ha podido criar y alimentar a su hijo o hija con algo producido por su propio cuerpo. No ha tenido que remitirse a un producto industrial, ni ha tenido que seguir las directrices de un “experto” en cuanto a las cantidades que administrar, los horarios que respetar, etc.

Ella es la experta en lo relativo a la nutrición y al bienestar de su hijo o hija.
No olvidemos el placer experimentado por las mujeres al amamantar a sus hijos e hijas. Se habla poco de ello, como si fuera sospechoso (“le gusta amamantar”); sin embargo se describe en numerosos textos. Como Annie Leclerc, que escibía en Parole de femme: “Es el cuerpo el que es feliz cuando la leche sube a los pechos como savia viva, es el cuerpo el que es feliz cuando el bebé se amamanta.”
Un autor como el canadiense Joël Martine se reconcilia con la “radicalidad politico-psicoanalítica” de los años 1970, insistiendo no solo en la importancia sanitaria de la lactancia, sino también en su “importancia socio-económica”, las “profundidades carnales y fantasmagóricas de la vivencia femenina”, la calidad del “diálogo carnal pre-verbal” de la mujer con su bebé, la importancia que tiene para el movimiento feminista intervenir en el ámbito de la concepción y la crianza, y tomar así un papel ejemplar en la puesta en marcha de una ética de la solidaridad y de la emancipación.
Para Penny Van Esterik, feminista estadounidense y activista de la lactancia, los grupos feministas deberían integrar la lactancia en sus luchas por varias razones:
  • la lactancia supone cambios sociales estructurales que no pueden más que mejorar la condición de las mujeres;
  • la lactancia afirma el poder de control de la mujer sobre su propio cuerpo y cuestiona el poder médico;
  • la lactancia cuestiona el modelo dominante de la mujer como consumidora;
  • la lactancia se opone a la visión del pecho como un objeto sexual ante todo;
  • la lactancia exige una nueva definición del trabajo de la mujer, que tome en cuenta de forma más realista a la vez sus actividades productivas y sus actividades reproductivas;
  • la lactancia fomenta la solidaridad y la cooperación entre mujeres, tanto en el hogar, en el barrio, a nivel nacional como internacional.
Como afirma  Élisabeth G. Sledziewski ( Conferencia pronunciada en el 3º Congreso de maternología, 10 de noviembre de 1999 ), “el feminismo podría, si se atreve a pensar la maternidad en términos nuevos, encontrar la ocasión histórica de transformar un discurso defensivo y militante en un discurso sobre las nuevas exigencias de la condición humana, y por lo tanto en un mensaje ético universal”. ¿Lo conseguirá? Eso espero.

Fuente: ecopolitica

1 comentario:

ANA CARDENAS dijo...

Ojalá y lo consiga,espero que sí!
La lactancia es mucho y lo da todo!! es tan grande el milagro que nos han dado que no me cabe en la cabeza como casi se deja de aprovechar !parece que vamos poquito a poco en buen camino,no crees??
te leo cuando puedo,pero sobre todo me gusta tu dulce música.
Un abrazo!